La nueva Masterpiece de Hublot, el MP-5 "LaFerrari", nace de la mano del nuevo bólido del Cavallino Rampante
Forma de cabeza de cobra. Cuerpo de motor de superbólido. Reserva de marcha de 50 días. La hiperactiva Hublot parece haber echado el resto en el modelo que acompaña el lanzamiento de LaFerrari 2013. Es de agradecer que la casa de Nyon no haya vuelto a usar un Big Bang o un King Power para la versión especial de la mano de Ferrari. Suponemos que un modelo tan exclusivo merecía también un reloj único, que se distinguiese de la media. Solo el calibre tiene 637 piezas, el más intrincado llevado a cabo por la casa que se mueve al ritmo de las mareas comerciales que crea Jean-Claude Biver.
Gran reserva
La caja del MP-05 LaFerrari quiere recrear la imagen del automóvil de referencia; más concretamente al habitáculo visto desde arriba. Para ello aprovecha una caja que ya había hecho su aparición en el MP-02 The Key of Time y posteriormente en el Antikythera. Presenta por tanto un tourbillon vertical con un pequeño segundero en la misma orientación, así como dos coronas: una en la parte inferior para corregir la hora y minutos y otro a las 12 para dar la cuerda que alimenta una reserva de nada menos que 50 días, récord absoluto. Es esta gran reserva y cómo se ha diseñado el interior lo que nos hace olvidar que en realidad se está reciclando un producto conocido (Hublot es único para saber estirar la vida comercial de sus modelos).
Once barriletes
La descomunal reserva de marcha se consigue mediante 11 barriletes dispuestos en parejas y en alineamiento vertical, un auténtico logro tecnológico que hace además muy atractivo el diseño del calibre manual HUB9005.H1.6. El récord es para presumir, pero el propietario de una de las 50 unidades a las que se limita la edición se preguntará "¿y cuánto tiempo voy a pasar dando cuerda a esta insaciable máquina?" Por cierto que los barriletes se descargan de forma solidaria y no uno a uno, una gran idea (y una complicación añadida para el relojero) que favorece la cronometría y aporta un desgaste equilibrado de los espirales de carga.
En los vehículos todas las tareas mecánicas están facilitadas por desmultiplicadores que hacen todo mucho más sencillo. En el MP-05 no es así, y la corona, que está muy bien disimulada por la inserción de titanio y carbono, tiene una forma peculiar que hace que nos preguntemos cómo se alimentan los barriletes.
La respuesta la encontramos en la herramienta que fotografió Ariel Adams para su web ablogtowatch.com. Hublot proporciona este pequeño atornillador eléctrico que sirve para dar cuerda al reloj. Tiene forma de la herramienta utilizada para desmontar neumáticos, pero ahí acaba su atractivo. Parece más que Hublot iba a batir un récord que en dar auténtica utilidad al guardatiempos.
Lectura vertical
La reseva de marcha puede leerse en la parte superior izquierda, con la lectura del tiempo justo a su inversa. Este no es un reloj para saber la hora exacta, porque es difícil primero discernir qué es hora y qué es minuto y, aunque se esté acostumbrado, los rodillos verticales de los minutos sólo nos proporcionan información exacta cada cinco minutos.
La complicación tourbillon sacrifica su habitual sitio preeminente para dejar paso a esta lectura del pequeño segundero, también en vertical, perdiendo de vista una de las complicaciones más queridas en relojería. Pero éste es un reloj para ser visto (por los demás). Exclusivo, caro (unos 300.000 francos suizos), y con una estética que no pasa desapercibida.
Siempre es encomiable que los relojeros tengan estas follies que, si bien pueden crear discusión sobre su idoneidad, sin duda animan el panorama relojero y abren los ojos a nuevasposibilidades
Gran reserva
La caja del MP-05 LaFerrari quiere recrear la imagen del automóvil de referencia; más concretamente al habitáculo visto desde arriba. Para ello aprovecha una caja que ya había hecho su aparición en el MP-02 The Key of Time y posteriormente en el Antikythera. Presenta por tanto un tourbillon vertical con un pequeño segundero en la misma orientación, así como dos coronas: una en la parte inferior para corregir la hora y minutos y otro a las 12 para dar la cuerda que alimenta una reserva de nada menos que 50 días, récord absoluto. Es esta gran reserva y cómo se ha diseñado el interior lo que nos hace olvidar que en realidad se está reciclando un producto conocido (Hublot es único para saber estirar la vida comercial de sus modelos).
La descomunal reserva de marcha se consigue mediante 11 barriletes dispuestos en parejas y en alineamiento vertical, un auténtico logro tecnológico que hace además muy atractivo el diseño del calibre manual HUB9005.H1.6. El récord es para presumir, pero el propietario de una de las 50 unidades a las que se limita la edición se preguntará "¿y cuánto tiempo voy a pasar dando cuerda a esta insaciable máquina?" Por cierto que los barriletes se descargan de forma solidaria y no uno a uno, una gran idea (y una complicación añadida para el relojero) que favorece la cronometría y aporta un desgaste equilibrado de los espirales de carga.
En los vehículos todas las tareas mecánicas están facilitadas por desmultiplicadores que hacen todo mucho más sencillo. En el MP-05 no es así, y la corona, que está muy bien disimulada por la inserción de titanio y carbono, tiene una forma peculiar que hace que nos preguntemos cómo se alimentan los barriletes.
La respuesta la encontramos en la herramienta que fotografió Ariel Adams para su web ablogtowatch.com. Hublot proporciona este pequeño atornillador eléctrico que sirve para dar cuerda al reloj. Tiene forma de la herramienta utilizada para desmontar neumáticos, pero ahí acaba su atractivo. Parece más que Hublot iba a batir un récord que en dar auténtica utilidad al guardatiempos.
Lectura vertical
La reseva de marcha puede leerse en la parte superior izquierda, con la lectura del tiempo justo a su inversa. Este no es un reloj para saber la hora exacta, porque es difícil primero discernir qué es hora y qué es minuto y, aunque se esté acostumbrado, los rodillos verticales de los minutos sólo nos proporcionan información exacta cada cinco minutos.
La complicación tourbillon sacrifica su habitual sitio preeminente para dejar paso a esta lectura del pequeño segundero, también en vertical, perdiendo de vista una de las complicaciones más queridas en relojería. Pero éste es un reloj para ser visto (por los demás). Exclusivo, caro (unos 300.000 francos suizos), y con una estética que no pasa desapercibida.
Siempre es encomiable que los relojeros tengan estas follies que, si bien pueden crear discusión sobre su idoneidad, sin duda animan el panorama relojero y abren los ojos a nuevasposibilidades
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