Montres DeWitt puede señalar una herencia cultural única para la industria de lujo global, antes que nada gracias a su Fundador – ahora Presidente Honorario y Embajador de la Marca – Jérôme de Witt bisnieto del Rey Leopold II de Bélgica y descendiente directo de quinta generación del hermano del Emperador Napoleón, el Rey Jérôme de Westfalia.
La familia imperial adora desde siempre los relojes. En 1798, antes de embarcar para su campaña Egipta, Napoleón Bonaparte compró tres relojes – un reloj repetidor, un reloj de viaje con almanaque y un reloj con repetidor perpetual – de un relojero llamado Abraham-Louis Breguet. A su regreso, el futuro Emperador regresó uno de los relojes, el cual se había dañado durante el viaje al relojero y le pidió que se lo reemplazara por uno nuevo. Breguet aceptó de una vez y esto marcó el comienzo de una larga colaboración con la familia imperial. En 1810, Abraham-Louis Breguet hizo el primer reloj de pulsera en la historia para la hermana de Napoleón, Caroline Murat, Reina de Nápoles.
A lo largo de los años la familia imperial ensambló una extraordinaria colección de relojes embellecida por el Rey Jérôme de Westfalia, distinguido conocedor de relojes, y después por Napoleón III. Parte de este patrimonio histórico está ahora entre las manos de Jérôme de Witt.
Como sus prestigiosos ancestros, Jérôme de Witt demostró desde temprana edad una pasión por la relojería mecánica. En el cambio de milenio decidió satisfacer su pasión aceptando un gran reto: el lanzamiento de su propia marca de relojería – Montres DeWitt S.A.
Le ha tomado solo algunos años a la marca, impregnada por los valores transmitidos por el patrimonio de Jérôme de Witt, para avanzar hacia la verticalización. Cada reloj DeWitt, desde el diseño inicial hasta el movimiento ensamblado, encarna los códigos del periodo del Imperio. Mezclando tradición y modernidad, los relojes DeWitt destacan con sus 24 pequeñas “Columnas Imperiales” en el bisel, otorgando a cada reloj una sensación de profundidad y proporción.
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